IV / VI / MMXX
MATEMÁTICAS
Seguimos buscando diferencias:
Seguimos buscando diferencias:
Y ahora seguimos con la circunferencia y el círculo.
CIENCIAS SOCIALES
Hoy veremos los acontecimientos y cambios territoriales de España en los siglos XI, XII y XV.
Longitud de la circunferencia, una ficha interactiva de vdpsextodeprimaria
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CIENCIAS SOCIALES
Hoy veremos los acontecimientos y cambios territoriales de España en los siglos XI, XII y XV.
FOMENTO DE LA LECTURA
El lobo sentimental
Lucas vivía feliz rodeado de los suyos.
Un día les dice a sus padres: «Ya soy mayor. Ha
llegado la hora de que me las
arregle por mi cuenta.»
«Ya sabía yo que este día iba a llegar», suspira su
padre.
«¡Te echaré muchísimo de menos!», llora su madre.
«Eres la luz de mi vida», dice la abuela abrazándolo.
«Ven a vernos a menudo.»
«Toma este reloj», le dice el abuelo. «Sé que siempre
lo has querido.»
«¡Oh! ¡No, abuelo! ¡Es demasiado!»
«Déjate de tonterías. SIEMPRE hay que obedecer al
abuelo», insiste el viejo lobo.
«Te cantaremos una canción de despedida», exclaman sus
hermanos pequeños, y se ponen a cantar.
¡Adios, hermano mayor!
¡Disimulemos!
¡Cantemos para olvidar
que ya no te veremos!
«Bueno, hijo, tienes que irte ya», le dice su padre.
«Aquí tienes la lista de todo lo que puedes comerte.»
«Y no te ablandes», añade su madre.
Lucas sale del bosque. Al cabo de poco ya tiene
hambre.
En un recodo, junto a una arboleda, se encuentra con
una cabra y sus siete cabritillos.
«¿Quién eres?», le pregunta educadamente.
«Soy la cabra, y éstos son mis siete cabritillos.»
«¡Ummm! Ocupas un lugar destacado en mi lista»,
comprueba Lucas. «¡Te comeré!»
«En tal caso, ¡no dejes a NINGUNO vivo! Los que
escaparan no tendrían consuelo.»
«Comprendo», dice Lucas, conmovido. «Pensándolo bien,
no tengo tanta hambre. Hasta pronto, señora.»
Lucas prosigue su camino.
«No tendría que haber dejado escapar un desayuno
tan suculento», piensa.
De repente se da de bruces con una niña vestida de
rojo de pies a cabeza.
«¿Quién eres?»
«Soy Caperucita Roja», responde temblando la
niña.
«Ummm, estás en mi lista. Te comeré.»
«¡Piedad, señor lobo, no me coma!»,
suplica Caperucita Roja. «La abuela se pondrá muy triste. ¡Dice que
soy la luz de su vida!»
Lucas se pone a llorar.
«Mi abuela dice exactamente lo mismo. ¡Vete antes de
que cambie de opinión!»
Lucas sigue caminando con la tripa cada vez más vacía.
«¡Pues sí que soy un sentimental!», piensa.
Al cabo de poco se encuentra con tres cerditos rosados
y gorditos.
«¡Que estén en mi lista!», piensa.
«¿Quiénes sois?»
«Somos los tres cerditos.»
«Perfecto. ¡Estáis en la lista y os comeré!»
«¡Antes déjanos cantar por última vez!», le ruegan los
tres cerditos.
¡Adiós, hermanos, adiós!
¡Disimulemos!
Cantemos para olvidar
que ya no nos veremos!
Lucas deja que canten, pero
escuchándolos recuerda a sus hermanos.
«Marchaos ahora que todavía estáis a
tiempo», solloza.
«Soy demasiado sentimental», refunfuña. Su tripa se
queja cada vez más.
«¡AH! ¡Aquí estás!», dice una voz.
Lucas se sobresalta. Un niño le habla sin ningún
temor.
«¿Quién eres?»
«Me llamo Pedro.»
«Ah. Estás en mi lista», se felicitó Lucas.
«Tú también estás en la mía», dijo Pedro. «He
desobedecido al abuelo para cazarte y...»
«¡HAY QUE OBEDECER SIEMPRE AL ABUELO! ¿ENTENDIDO?»,
grita Lucas como un energúmeno.
Pedro, muy asustado, sale pitando.
«¡No hay ningún lobo tan sentimental como yo!», piensa
Lucas, muy enfadado consigo mismo. «Hace horas que no he comido nada. Ahora
mismo, con la familia entera de la cabra, Caperucita y los tres cerditos... sin
contar aquel inconsciente de Pedro... no tendría ni para empezar.
Sin dejar de darle vueltas al asunto, Lucas llega a
una casa desvencijada.
«Con un poco de suerte, aquí encontraré algo que
llevarme a la boca.»
Llama a la puerta y... abre un gigante con aire
amenazador.
«¡FUERA DE AQUÍ, BESTIA INMUNDA!», le grita... y le
cierra la puerta en las narices.
Lucas pierde los nervios.
Muerto de rabia y de hambre entra en la casa por la
fuerza... y devora al ogro grosero.
«¡Ah! ¡Nunca había comido como hoy!», piensa
Lucas chupándose los dedos.
De repente, oye unos lamentos.
Levanta la vista y ve, al fondo de la habitación... ¡a
unos niños encerrados en una jaula!
Abre la puerta.
«¿Quiénes sois?
«Yo soy Pulgarcito, y éstos son mis hermanos. ¡Le
estamos muy agradecidos! ¡Gracias a usted el ogro no nos comerá!»
«¡Ah!», exclama Lucas riendo. «Hoy es vuestro
día de suerte. ¡A casa ahora mismo!»
Luego, con su mejor letra, añade a la lista de papá:
«OGRO».
Geoffroy de Pennart
El lobo sentimental
EDUCACIÓN FISICA